Y porqué me pasa esto a mi? Y porqué estoy sufriendo de esta manera, si yo no soy tan malo? Y porqué a aquel que hace mal no le pasa nada y a mi que hago bien me pasa esto? Y porque si no soy tan malo?
Es muy probable que todos nos hayamos hecho estas preguntas en algún momento de nuestras vidas, cuando el dolor se hace pesado y cala en nuestras mentes y corazones. En ese momento, cuando se rompe nuestro corazón por el dolor, lo que hay dentro sale, y algunas veces nos llevamos sorpresas, pero esto no sorprende a Dios.
Una vez cuando mi papá casi se muere debido a que sufrió dos derrames cerebrales, yo estaba completamente devastado, fue uno de los golpes más fuertes que he sufrido en mi vida. Mi papá es toda mi familia biológica (o por lo menos la mas cercana) y por encima de eso, es mi papá, a quien amo con todo mi corazón. Pues luego de ser una persona activa, fuerte, dinámico, siempre haciendo algo, buscando cosas nuevas por hacer, quedar confinado a una cama por esa complicación en su salud, casi muerto, fue una visión terrible para mi, y cuanto mas para él.
Durante muchos años oré para que papá pudiera acercarse a Dios, y que compartiera mi fe,la fe de Jesucristo, pero no fue así. Fueron más de diez años que estuve orando, y creyendo por su salvación, para que dejara el alcohol, que tanto daño había causado a la familia y a nuestra relación, ya últimamente era difícil hablarle por el problema del alcohol, pero igual lo amaba, y eso era aun mas duro porque quería acercarme a él pero era doloroso verlo así y otras veces hacía cosas que dolían aún mas. Por eso y otras razones oraba a Dios para que papá pudiera conocerle, y salir de esa vida de libertinaje que tenía y que sus virtudes fueran aun mejor aprovechadas por el mismo y los que lo amábamos.
Pero en vez de verlo mejor, ahora lo tenía que ver en una cama como si fuera un muerto, con tubos, sin poder hablar claramente, sus movimientos eran torpes, y por esto su cólera y frustración no tardaron en aparecer, así mismo la mía. Recuerdo que un día llegue a la casa y empecé a orar, pero de una forma un poco distinta, estaba muy cansado, y pedí para que mi papá no muriera, por lo menos no de esa forma, que por lo menos pudiera levantarse y recuperarse un poco, que entendiera que Dios es su ayuda. Pero en mi oración empecé a reclamar, por mis años de oración que no fueron contestados, y que ahora en lugar de tener una mínima esperanza, los doctores me decían que mejor preparara todo para que no fuera tan duro y apurado en el momento de su partida, la cual podía ser en cualquier momento.
Pensé en los años de servicio a Dios, las veces que sacrifique fines de semana en retiros, las veces que me quedé callado por obedecer a Dios y a mis líderes, todo el tiempo que en lugar de hacer lo que yo quería procuraba hacer lo que Dios quería que hiciera, todos mis sacrificios desfilaron delante de mi acusando a Dios, diez años de negaciones a la carne, diez años de luchar por alejarme del mal, diez años de procurar el bien y el amor, no dieron fruto alguno en el momento que más lo necesité. Deliberadamente quise exponer mi rabia, sin tapujos quise hablar y reclamar a un Dios que se mostraba indiferente ante mi dolor, que me estaba venciendo, y poco podía hacer para levantar la cabeza.
Recuerdo que no solo reclame por todo lo que había hecho y lo que no había hecho, sino que aparecieron personas en mi mente, quienes no tenían temor a Dios ni respeto por los hombres y se entregaban a sus maldades y a sus deseos, y siempre les iba bien. Hasta en algún momento yo sufrí sus traiciones, pero yo quise perdonar como bien dice la Biblia y mi Dios, pero ellos seguían el mal camino haciendo daño a todo el que se les acercaba, y parecía que la vida les sonreía más que a este pobre que tenía su fe puesta en Dios.
La oración que inicié ahora era mas una pelea que otra cosa. Grité, exigí, reclamé, le tiré en la cara, a Dios, todo lo que había hecho por él y que él no hizo por mi, todo lo que creía se había desvanecido en un momento, mi corazón estaba quebrado, y mis ilusiones desparramadas por todo mi cuarto en forma de lagrimas y llanto por mi papá que estaba muriendo en un hospital. Pero en un momento le demandé a Dios una respuesta, le exigí que me dijera algo, lo que fuera. Sabía bien, en mis adentros, que mis palabras no eran las adecuadas, y que lo que estaba haciendo solo podía empeorar las cosas, pero no me importó, pensaba que si Dios me decía algo, solo sería una gran reprensión, pero no fue así.
Me quedé en silencio y esperé, luego de mi demanda, lloré como un niño lleno de rabia. Estoy seguro que si Dios hubiera aparecido allí en mi habitación en ese preciso momento, hubiera tratado de golpearlo. Estaba tan enojado y muy dolido.
Y fue en ese momento en que entendí. Pude percibir que me estaba mirando, y también estaba recibiendo todo lo que salía de mi corazón, tomando nota de cada palabra como un dictado muy importante de cosas por arreglar, en mi. Pero no pude ver rabia en su mirada, no vi enojo, ni decepción. No se impresionó con mis reclamos, ni trató de huir por mis gran falta de respeto a su divinidad o autoridad, simplemente escuchó con gran atención y con gran amor. Sus ojos nunca se apartaron de mi, y eso fue lo que pude percibir, de forma tan real que atravesó toda mi vida. El dolor provocado por el amor que encubre las faltas, transforma y nos convierte en seres mas sabios y mucho mas comprometidos.

Quien sino Dios, conoce nuestro corazón? Porqué se va a alejar de nosotros si el sabe todo lo malo que podemos hacer, aún cuando no lo hemos hecho? Es Dios el único que nos puede ayudar realmente en las luchas en nuestro corazón, y lo mejor es que él quiere hacerlo, sin importar que sea lo que estemos afrontando.
Después de eso entendí que Dios es Dios y yo no soy dios, que él tiene el control y que podía abrirle mi corazón cuando quisiera, con toda confianza, y no iba a ser rechazado ni avergonzado. Una vez me dijeron algo así, que “los verdaderos amigos son los que conocen los huecos en tus medias porque se quedan a dormir en tu casa”, y ese día, Dios se quedó a dormir en mi casa, como un amigo, sin avergonzarse de mi, asegurándome que todo estaba bien.
Papá tiene ya cinco años de recuperado, dejó el alcohol y ahora visita una iglesia cristiana cerca de su casa donde es muy querido, ahora camina de la mano del Señor, las secuelas de los dos derrames son mínimas, está completamente lucido, con muchos años de vida por delante.
Me he extendido un poco con esto, pero quería que usted entendiera que Dios, siempre está allí junto a nosotros en medio de cualquier situación que estemos pasando, no importa si, por nuestras malas decisiones, nos metimos en problemas o si fuimos traicionados por un ser amado, o si una enfermedad llegó a atormentarnos, su ayuda siempre va a estar allí para nosotros sin acusaciones, ni reproches, sino mas bien con un abrazo sincero para levantarnos y un nudo en la garganta por vernos sufriendo, porqué el no está ajeno a nuestro dolor, y por supuesto, con todo su poder para darnos el consuelo de nuestro corazón.
Siempre que preguntemos ¿porqué a mi? vamos a terminar juzgando a los demás y a Dios, así mismo justificándonos y haciéndonos las víctimas, por esto es siempre mejor preguntar ¿para qué, Señor?, de esta forma, manifestamos confianza en que Dios tiene un propósito para todo lo que nos sucede y que Dios tiene el control. Y con nuestro corazón roto, pues ya saben, solo Dios puede repararlo realmente.
Tenga fe, crea, y espere en Dios porque él es el único que no se va a alejar al vernos en el suelo.
Me gusto mucho tu publicación, me acorde hace algun tiempo que yo estuve igual, porque a todos nos ha pasado algo así, un tiempo en que esta igual que tu y pense que Dios habia dejo ser, así que no oraba ni le pedia nada, porque estaba muy enojada, pero hablando con una persona muy cerca a la Iglesia me dijo lee Jeremias 33:3, yo no sabia que decia, cuando abri la biblia indica esto:
ResponderEliminarJeremías 33:3 (RVR 1960)
"3 Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces"
Y eso fue lo que hice, aveces necesitamos eso, aclarmar a Dios para el nos responda y a la vez nos de las herramientas para seguir o para solucionarlo, pero eso lo que necesitamos aclamar a él y el nos respondera. Esto me ayudo para comprender que era lo realmente necesitaba en mi vida, a lo mejor no era lo que queria pero si lo que necesitaba, y ahora lo que hago es esperar en él ya que él sabe que es lo mejor para nosotros. :)